28.-Indumentaria burgalesa; TRAJE MASCULINO DE LA RIBERA DEL DUERO

Al igual que comentamos en el traje femenino, en el masculino tenemos que repetir que es el traje mas suntuosos de todos los utilizados en la provincia burgalesa
El hombre también recarga su vestimenta, llegando incluso a utilizar pañuelos de ramos como ceñidores y mantoncillos de seda como pañuelos de cuello. Cubre su cabeza con el amplio sombrero de rueda, también denominado pararrayos, cuya utilización se extiende por el ancho de tierra de Aranda

                                                                                                     
Podemos observar que cubre  sus calzas con las polainas, piezas de fino pañete que además de adornar, protegen las pernas y las abrigan.

Existen algunas variantes, en las diversas zonas de toda la Ribera del Duero, pero todos llevan el sello de la riqueza de las tierras, dadas por sus conocidos vinos de fama en toda España, así como por ser lugar de paso obligado entre el centro y el Norte de la Península, pero las características generales son las siguientes:
CABEZA: Sombrero redondo de ala; pañuelos puestos unos a la manera peculiar de los aragoneses y otros con las puntas colgando por detrás.
TRONCO: Recias camisas de lino, hiladas en casa. Chaquetas de paño, negro pardo o colores oscuros cortas, pueden llevar las puntas redondeadas, y adornos de pasamanería en solapas y delanteros.
Faja negra o de color oscuro y bordada con los adornos de los mantones de manila.
CADERAS: Pantalón de calzón corto, de pana negro, con botones metálicos o borlas.
PIERNAS; Medias blancas o negras, con alpargatas o zapatos de recio cuero y también puede llevar polainas.
Como prenda de abrigo no puede olvidar la capa castellana




27.- DANZANTES DE BURGOS

 Danzantes de Burgos.- Grupo de adolescentes , con vestuario diseñado a principios de siglo por el Sr. Cortés.
Se trata de un grupo de doce niños dirigido por el “Tetín Mayor” a quien auxilian otros tres “Tetines”, todos ellos acompañados de dos Dulzaineros y un Tambor Redoblante más otros tres niños aprendices de Danzante que ayudan a distribuir y recoger los trebejos de las danzas por lo que se les denomina “Paleros”.

 Los Danzantes de Burgos encarnan una de nuestras inmemoriales tradiciones culturales de más recia raigambre. Sus antecedentes históricos, aunque no excesivamente documentados, se remontan a las celebraciones del Corpus Christi de 1.463 donde ya existe constancia de su participación para mayor solemnidad tal y como corresponde a la Cabeza de Castilla.
Grupo de niños danzarines que visten al estilo de la corte. Están siempre presentes en los pasacalles de las fiestas más importantes de la ciudad.

La indumentaria tradicional de los Danzantes es a guisa de “Paje de Corte” y data del siglo XVI, lo que nos da una idea de su antigüedad, aunque anteriormente llevasen otras no consignadas y aun más vetustas que hubieron de remozar. Está compuesta de tonelete con sobremangas de terciopelo rubro con galones estofados de oro, gorra a juego con vistoso airón blanco, camisa cruda de encaje, calzas carachas con sandalias que no hace mucho  aun se les confeccionaban a medida, y tahalí de cordobán colgando al talabarte. 

Los Paleros visten igual pero de color verdusco dada su impericia.


La víspera del Corpus bailan los danzantes ante las casas de las autoridades y de los miembros de la Corporación Municipal y el día de dicha fiesta van delante del Ayuntamiento cuando éste se dirige a la Catedral y, al regreso del mismo hasta el Consistorio, forman en la procesión del Señor danzando durante el recorrido. Después, ante la Casa Consistorial, rodeados de una inmensa multitud de burgaleses y forasteros, bailan sus típicas danzas que son aplaudidas fervorosamente, un año y otro, por la entusiasmada concurrencia. Este acto popular y simpático, se repite en las fiestas patronales de San Pedro y San Pablo.


También asiste el grupo de danzantes a la procesión del "Curpillos", fiesta única en el mundo que se celebra todos los años, al día siguiente del Corpus, en la célebre abadía de Santa María la Real de Huelgas.


Los danzantes de Burgos, en unión de los "Tetines" y acompañados por dos dulzainas y un tamboril interpretan las siguientes danzas: "El Pasacalle" "La Canastilla" "Los aros" "Las Espadas", "Los Palos", y "La Jota Burgalesa" .



LOS DANZANTES DE BURGOS
Antiguamente el Ayuntamiento de Burgos traía de diferentes pueblos numerosas y variadas cuadrillas de mozos danzarines que, vestidos a la usanza campesina, ejecutaban distintos bailes y juegos conforme al estilo de cada lugar y los más famosos fueron los de Belorado y Santo Domingo de la Calzada, populares en toda Castilla.
Se sabe que en el año 1600, con motivo del anuncio de una visita regia que, por cierto no llegó a realizarse, se requirió para las fiestas del frustrado recibimiento "la presencia en Burgos de cuadrillas de danzas de los lugares de la jurisdicción, y de Muñó, Barbadillo del Mercado, Juarros y La Mata, más las que proporcionase el Alcalde de Lara, lugares todos sujetos a la ciudad y, además, las de los Concejos de Santa María del Campo, Presencio, Mahamud y Villahoz..." (11).
También se tiene noticias de que en el mismo Burgos se formaban algunas cuadrillas de danzantes que, juntamente con las que venían a la ciudad procedentes de los pueblos, se dispersaban por toda la población mostrando sus habilidades en las calles y festejando de un modo especial al corregidor, a los alcaldes, regidores y otras personalidades revestidas de autoridad, costumbre que ha continuado tradicionalmente hasta la actualidad, pues es costumbre que en fechas concretas, como las fiestas patronales y las del Corpus, bailen los danzantes ante los domicilios del Alcalde, ediles o concejales y autoridades religiosas y militares.


Don Anselmo Salvá nos apunta incluso su indumentaria:
"Todos los danzantes, según la tradición, se presentaban vestidos muy a la rústica, mostrando así su procedencia y la representación que les correspondía. Usaban, como prendas principales, las calzas, el tonelete, el juboncillo y algún vistoso pañuelo o alguna caprichosa banda, y se ponían en la cabeza sus guirnaldas o coronas de laurel o de yedra, con mezcla de varias florecillas silvestres 
"En la actualidad, -escribe Ramón Inclán Leiva- los danzantes de Burgos se reducen a una cuadrilla de doce muchachitos vestidos de pajes del siglo XVI, con calzas moradas y tonelete y gorra de terciopelo rojo con galones dorados, y cuatro "Tetines". Uno de ellos es el maestro de danzas, que lucen trajes de vistosos colores y van armados con colas de buey unidas a un palo para abrir paso y contener a la gente que forma corro para verlos bailar. Les acompañan dos gaiteros y un tamborilero ataviados con traje negro y sombrero del mismo color adornado con una cinta roja con flecos de oro.



Aunque distintos autores han tratado del origen de este grupo de danzantes, suponiendo algunos que son la consecuencia o la continuación de las cuadrillas que se traían a Burgos de los pueblos de la provincia para actuar en las fiestas, creemos, con otros, que se trata más bien de los grupos de niños danzantes que existen todavía en algunas poblaciones para bailar en ciertas festividades religiosas, como los célebres "seises" de la Catedral de Sevilla.

Su intervención en nuestras funciones y fiestas de solemnidad contribuye a su mayor boato y esplendor y entre sus muy antiguos cometidos destacan el de bailar en las vísperas del Corpus delante de las casas de cada una de las autoridades, y el aun mas notable del “Salto de la Trucha” que ejecutan para rendir honor ante personalidades de especial relevancia, 
La fotografía corresponde a la inauguración por la Reina Sofía del Fórum Evolución en septiembre del 2012.
       

 EL  PAPAMOSCAS 

Una de esas historias que mezclan realidad y fantasía es la que hace referencia al denominado «Papamoscas» de la Catedral de Burgos, un edificio que esconde en sus paredes miles de leyendas como la que habla de este emblema de la seo burgalesa.
 Un sencillo autómata que forma tanta parte de la naturaleza intrínseca de la historia y la ciudad de Burgos que muchos ya no lo imaginan sin él. Y es que el Papamoscas jamás ha pasado desapercibido y ha llamado la atención de literatos, que no dudaron en nombrarlo en sus obras, de la talla de Benito Pérez Galdós, Víctor Hugo, María Cruz Ebro, Paul Naschy, Ignacio Galaz, Manuel Eduardo de Gorostiza o Edmondo de Amicis.  

 De rasgos mefistofélicos y vistiendo de encarnado, sujeta en la mano una partitura, con la misma con la que empuña la cadena del badajo de una campana. Todas las horas en punto, abre la boca al tiempo que mueve su brazo derecho, provocando campanazos.
La mejor hora para verle es a mediodía, a las doce en punto cuando mueve los brazos y abre y cierra la boca doce veces.
Parece que tiene el rostro enfadado, quizás por ver correr el tiempo que incluso él mismo es incapaz de detener. Los minutos, las horas y los siglos pasan inexorables y él, con puntualidad milimétrica, indica a todos los que miran hacia esa ojiva elevada que el tiempo vuela. El Papamoscas es casi tan famoso como la Catedral que lo alberga, figura grotesca que visitantes y foráneos no dejan de contemplar cada vez que, a la hora en punto, hace sonar su campana abriendo la boca al ritmo de los tañidos.

El campanero Antonio Cano es el encargado de vigilar que el popular personaje dé las horas a su tiempo. Responsable del cuidado de las campanas de la seo, cuida del mantenimiento de la compleja mecánica que se oculta tras el reloj.

Con toda probabilidad, el Papamoscas estuviera en la Catedral entrado el siglo XVI. Según los documentos, en 1567 el Cabildo mostró su satisfacción a maese Pedro Relojero por la fabricación de un autómata que pagó por 1.325 maravedíes. Sin embargo, no fue este el primer reloj que tuvo la catedral. Las crónicas hablan ya de uno en 1384, realizado por el abad de San Millán y que costó 4.500 maravedíes pagados entre el Cabildo y la ciudad. Desde entonces, aquel reloj, instalado en el exterior de la torre norte de la catedral, tal como reflejan varios grabados, marcó la hora oficial de Burgos.


Casi un siglo después, en 1462, en varios documentos se amonesta al campanero de la Catedral porque aquel reloj «non andaba cierto». Así que, desde entonces, la Catedral contó con un relojero oficial, liberando del trabajo de dar cuerda a su mecanismo al campanero. En el siglo XVI, y siguiendo la moda de otras grandes catedrales europeas, el Cabildo optó por construir uno con movimiento escénico. Parece que el proyecto de un monje golpeando al toque de campana a un muchacho no agradó y el Papamoscas se convirtió en la opción elegida, siendo remodelado en 1743 y recientemente con las obras de rehabilitación integral de la Catedral, cuando el trabajo de los contrapesos fue sustituido por una instalación eléctrica, aun manteniendo su maquinaria original.
Esta figura data del S.XVI, sufriendo una restauración en el S.XVIII y consta de dos figuras, el Papamoscas y el Martinillo, otro autómata de menor tamaño situado a su izquierda, que espera en un pequeño balcón con un martillo en cada mano, encargado de marcar los cuartos, moviendo ambos brazos y accionando las dos campanas que le flanquean. Cada cuarto de hora, suenan dos campanadas más agudas que las del Papamoscas.

LA LEYENDA DEL PAPAMOSCAS
La leyenda que le precede es inquietante y ha causado fascinación a lo largo de los siglos: se dice que fue un encargo de Enrique III “El Doliente”, apodado así por la salud tan frágil que tenía, el cual acostumbraba a rezar devotamente en la catedral de Burgos; un día su rutina fue distraída por la belleza de una joven mujer silenciosa que rezó ante la tumba de Fernán González. Su impresión fue tal en el rey que la siguió cada día hasta una vieja casona en la que ella se guarecía, hasta convertirse ello en su hábito diario, sin jamás dirigirla palabra alguna dado su carácter tímido. Un día la joven dejo caer un pañuelo que fue recogido y devuelto por el rey de manera automática, sin ningún tipo de gesto por ambas partes. Cuentan que tras devolverle el pañuelo la joven se metió en la casona emitiendo un terrible lamento que quedo registrada por siempre en la mente del rey.
La joven jamás volvió a aparecer por la catedral, y tras esperarla y buscarla con fruición durante varios días, el rey averiguó que en esa casona no vivía nadie pues sus inquilinos fallecieron tiempo atrás por la Peste Negra. Queriendo retener la imagen de la joven, Enrique mandó construir a un artífice una figura para dar las campanadas de la catedral que reprodujera la belleza de la joven y el gemido que el rey recordaba en su cabeza. El artífice no pudo ni acercare a la belleza que el rey le definía y el sonido que emitía el autómata no era sino un graznido, que fue enmudecido poco después.
A pesar de su confusa historia, nadie mejor que este personaje con casaca roja y singular gorro sabe de los entresijos que guardan los siglos de nuestro primer templo. Sea como fuere, seguirá marcando inexorable las horas, contando los minutos que quedan para celebrar el octavo centenario de la Catedral.

Cuando los turistas no pueden visitar el Papamoscas de la Catedral, van a hacerse fotos con el reloj del Restaurante Ojeda., situado en la Calle de Vitoria. El autómata situado en lo alto de la seo tiene una réplica exacta en la fachada del prestigioso restaurante. 
Este también da las horas, abre graciosamente la boca y a su lado asoma el personaje ..
.“Hay cosas en Burgos, dignas de admirar, que envidian la Corte y el mismo Escorial. Lo más renombrado de nuestra ciudad es el Papamoscas de la Catedral.
JOTA DEL PAPAMOSCAS (Trovadores de Castilla)

El Papamoscas de Burgos
dice a todo el que le ve
si a mi se abre la boca 
a ti se me abre también
El Papamoscas de Burgos 
ha pretendido a la Flora
y el Martinillos le ha dicho
no es para usted esta señora

Si no lo ves niña , ven y lo verás
con el Papamoscas la boca abrirás
y si no lo crees ven y lo verás
con el Papamoscas la boca abrirás

El Papamoscas de Burgos
a todos hace correr
les hace mirar arriba
y abrir la boca también.
dice que ya es mucho baile
Viva Burgos porque tiene
una muralla famosa
un consistorio bonito 
y una catedral preciosa

Si no lo ves niña , ven y lo verás
con el Papamoscas la boca abrirás
y si no lo crees ven y lo verás
con el Papamoscas la boca abrirás

El Papamoscas de Burgos,
de una torre se cayó
y el gran milagro se hizo
que del suelo no pasó.
No vayas al espolón
si quieres hallar un novio
que en asuntos de esta clase
suele mezclarse el demonio

Si no lo ves niña , ven y lo verás
con el Papamoscas la boca abrirás
y si no lo crees ven y lo verás
con el Papamoscas la boca abrirás

El Papamoscas de Burgos, 
ya se quiere jubilar
y el Martinillos le ha dicho
que se espere un siglo mas.
La señora gigantilla
quiere que baile su alcalde,
pero el señor gigantillo 
dice que ya es mucho baile.

Si no lo ves niña , ven y lo verás
con el Papamoscas la boca abrirás
y si no lo crees ven y lo verás
con el Papamoscas la boca abrirás