50.- GIGANTILLOS DE BURGOS

Los Gigantillos de Burgos son descendientes directos de las Gigantillas y de las antiguas Tarascas y Tarasquillas que, existían desde muy antiguo en la procesión del Corpus, pues se consideraban, desde que se instituyó tal festividad, vinculadas ineludiblemente al Día del Señor en la ciudad de Burgos.
Las cabezas de los GIGANTILLOS, se encargaron  en febrero de 1899 al burgalés don Fernando Hernando, "Cardeñita", que era oficial en la fábrica de cerámica de Don Nazario Escudero. Las realizó según maquetas hechas en barro, bajo la dirección de los artistas burgaleses Isidro Gil, que era secretario del Ayuntamiento y Don Evaristo Barrio profesor de la Escuela de Dibujo Municipal 
Esta simpática pareja, se ha ganado a pulso, a través de los años, su máximo cometido que no es otro que representar la figura de los burgaleses.


Representan una pareja serrana de 2,40 metros de altura y 60 Kg. de peso.

"pues aunque sus entrañas no sean
más que de tela y cartón,
pasean alegres su esencia y son burgaleses de pro.
Tan noble siempre ha sido su encanto
y tan grande su corazón
que Gigantillos fueron a llamarlos de Burgos, su población."

GIGANTILLO.- De mediana altura, caricatura del alcalde de tierra burgalesa.

             

INDUMENTARIA:
- Sombrero de velludo
- Camisa con los picos del cuello subidos,
- Faja roja,
- Capa marrón oscuro
- La única mano visible porta una vara hasta el sombrero.

Él va luciendo su capa
de un elegante color marrón,
con sombrero de ancha ala 
y faja de rojo bermellón.
Porta, de fresno, una vara
que lleva a modo de bastón,
que algunos dicen que es símbolo
de la más alta condición.

GIGANTIILLA.- Caricatura de robusta aldeana de fin de siglo. 



Su amplia sonrisa se ve aderezada con una graciosa verruga no desprovista de vello. 
















"Ella camina coqueta
luciendo con amplio vigor
todas las gracias del mundo
que vino a darla nuestro Señor.
Con su camisilla blanca
y unos pendientes, que con candor,
se balancean con inusual gracia
cuando camina por el Espolón"






INDUMENTARIA:
- Moño de picaporte 
- Pendientes y collar de cuentas rojas, y gran cruz de plata.
- Camisa burgalesa.
- Jubón de percal floreado en tono castaño, bordeado de terciopelo castaño oscuro o negro, sujeto con cierre metálico.
- Falda de vuelo del mismo percal que el jubón.
- Mandil, negro holgado, con adornos de terciopelo y azabache.
- Por encima del jubón, sobre los hombros, mantón serrano bordado.
- En una mano lleva un ramo de flores, y un ramillete  mas pequeño en el pecho.


Sin embargo en el 1967, a causa del deterioro de los vestidos de la Gigantilla y de acuerdo con un poco afortunado por no decir desgraciado asesoramiento, se vistió a la Gigantilla, tan simpática y popular, con un vestido que más que vestido parecía un disfraz.

Durante unos años  la gigantilla vestía con  el "traje típico" por  decisión municipal".
Desde su transformación en 1899 había salido vestida con el atuendo de alcaldesa que era el adecuado según la opinión general y según el criterio de los técnicos y artistas. Por lo menos poseía el valor de la originalidad de que carecía el que la hicieron vestir desde 1967 hasta el año 1980.

En la prensa local, concretamente en DIARIO DE BURGOS, de 4 de mayo de 1980 y el 18 de mayo del mismo año fueron publicados sendos artículos, el primero de D. José María González Marrón en el que haciendo un resumen de la historia de los gigantones y gigantillos, escribe un "requiem por una gigantilla". En aquel artículo mostraba su total disconformidad y escribía lo siguiente:
"Tratemos ahora, con el nuevo Ayuntamiento de volver a la Gigantilla lo que tres hombres del momento, tres artistas crearon para la Historia de la ciudad y que un día se malogró, creo yo que sin mala intención, pero conducidos por un asesoramiento desgraciado y sin contar con la opinión más generalizada de artistas de la ciudad".
El segundo escrito era una carta de D. Jesús del Olmo, director de la Academia Provincial de Dibujo en la que entre otras cosas dice: "Como puede verse, el magnífico dibujo firmado por Evaristo Barrio en 1898 no deja lugar a dudas, el citado artista lo que pretendió fue dar vida al encargo que se le hizo de exaltar las figuras representativas de nuestro rico folklore local burgalés. Está claro que el dibujo demuestra que es punto de partida tanto en la graciosa caricaturización de la mujer lozana y expresiva de nuestros pueblos, como la exaltación del auténtico traje que en esos momentos usaban las mujeres de nuestra tierra, y que ahora afortunadamente se pretende por los estudiosos revitalizar y darle su auténtica dimensión.
Otra prueba también de que esto es así es que en todos los cuadros que yo conozco pintados de la época y en los que figuran mujeres sacadas del pueblo burgalés, todos tienen el mismo atuendo: Jubón abierto con cuello y puños de terciopelo, y bordeada la cintura del mismo material, chambra blanca, falda de muchos vuelos de colores pardos rojizos, con estampados, bien de lunares o flores pequeñas y delantal generosamente largo bordeado de terciopelo y adornado con azabaches y bordados, y todo ello rematado con el clásico mantón procedente de la sierra y utilizado exhaustivamente por las señoras; este mantón normalmente es de tonos oscuros con bordados florales multicolores. Se pueden ver también sus pendientes de bolas rojas haciendo juego con el collar terminado en la cruz".
Como consecuencia de estos escritos, el Ayuntamiento en Comisión Permanente del día 21-V-80 decide que: Don José María G. Marrón y D. Jesús del Olmo, autores de los escritos, presenten un estudio presupuesto para la confección del traje de la Gigantilla". Este estudio se presenta en 27-V-80, se autoriza en 28-V y se estrena públicamente en 21-VI-80.
En Diario de Burgos del 21 de Junio de 1980 se publicaba un pie de foto comentando el nuevo vestido de la Gigantilla que dice: "Ayer tarde se terminaron los trabajos de confección del nuevo traje de la Gigantilla según el diseño de Jesús del Olmo y José María González Marrón, basado en el primitivo boceto de Evaristo Barrio. Ha dejado el traje regional para colocarse los atuendos rurales que inicialmente llevó. La modista del traje es Doña Asunción Sauco y el pañuelo ha sido bordado por la señorita Blanca Pérez García. Hoy estrenará su nueva vestimenta en el acto de inauguración de las fiestas".


"Y cuando bailan juntos sus ojos
en el otro fijan su atención,
Y con ritmo se van acercando
hasta darse un suave coscorrón.
 Entonces se separan de nuevo
y giran y giran en derredor,
formando sin par torbellino  que  los presentes causa admiración" 
Esta simpática pareja, se ha ganado a pulso, a través de los años, su máximo cometido que no es otro que representar la figura de los burgaleses
Los Gigantillos, como el papamoscas o la Catedral, forman parte de la idiosincrasia y saber popular de esta ciudad, un elemento común para todos los burgaleses, que hace de este entrañable dúo, un motivo de orgullo para todos nosotros.


El único Pitero que les acompaña viste de sobrio traje negro con sombrero de ala ancha rodeado de una larga cinta roja que termina a media espalda rematada de flecos dorados. Con inusitada habilidad pulsa el pito con la mano derecha de cuyo antebrazo cuelga el tamboril que redobla con la izquierda.
La flauta de tres agujeros, acompañada con el tamboril, hace décadas que fue sustituida, en tierras castellanas, por la dulzaina de llaves. Hoy sólo pervive en Burgos ligada a los bailes de los gigantillos y gigantones. Es por eso que, la pervivencia en Burgos de este arcaico instrumento es tan reseñable. 
La más popular de las danzas de los Gigantillos es las Mochadas. Le viene su nombre por bailarla con las cabezas juntas y termina con la jota, una de las más antiguas recogidas en Burgos.
 El pueblo se inventó una coplilla para acompañarla al son del pito y tamboril:

Currucú, currucú, muchachillos,
que os cogen Los Gigantillos,
que os cogen a la descuidada
y os dan una fuerte mochada.

  • Mientras que otra tonadilla popular nos aclara aspectos de su relación marital:


“La Gigantilla es hembra
del Alcalde Mayor;
pero todos por dentro,
parecen un farol”.





LOS GIGANTILLOS
Son dos figuras, hombre y mujer, con armazón de madera y cabeza de cartón. El hombre viste capa parda, larga y amplia, se cubre con gran sombrero de velludo y lleva en su mano derecha una vara de fresno que se interpreta como símbolo de autoridad, por lo que generalmente se cree que representa un alcalde de la sierra burgalesa. La mujer, tipo graciosísimo, representa una aldeana gruesa, con vestido de percal de colores y delantal negro con tiras de terciopelo, vistoso pañuelo sobre los hombros y peinada con moño de picaporte. Lleva un gran ramo de flores en la mano derecha y otro más pequeño en el pecho.

No podemos pasar por alto la labor anónima, pero importante e imprescindible que realizan los porteadores  de los gigantillos, cuya personalidad no suele trascender al público, ya que sus rostros son desconocidos pues van ocultos bajo la vestimenta de las figuras. Pero en justicia hay que reconocer su mérito, pues con su forma de andar -sobre todo en el caso de la Gigantilla-, su gracia al danzar y el salero de sus movimientos al recorrer las calles de la ciudad, contribuyen de una manera sencilla y quizás no reconocida y poco valorada a la conservación del folklore popular. Una par de piernecillas, que sobresalen por debajo de cada figura, nos señala que la magia de dar vida a nuestros protagonistas no es innata, se debe a la gran figura de los porteadores. 

Gracias a su sudor y temple, familias como la García, convierten dos figuras estáticas de cartón piedra, en dos magníficos bailarines, al que los 60 kilos de peso, no son obstáculo, para los giros, saltos y paseos continuos que muestran alegremente nuestra pareja.
Llevar al Gigantillo y la Gigantilla tiene un significado ligado estrechamente a la tradición familiar, que en algunos casos se remonta a varias generaciones atrás en el tiempo, además de a un sentir especial de las fiestas.

Solo algunos días del calendario, correspondientes a las grandes festividades de la ciudad, podemos contemplar la sutil gracia y el desparpajo de esta pareja centenaria, por los rincones más comunes de nuestra ciudad, como la Plaza Mayor, las Huelgas o el monasterio de San Juan. A ritmo del tamboril y la flauta que les acompañan, esta pareja de amantes, bailan y brincan con la misión de divertir a las gentes de Burgos.
La figura de los Gigantillos, como hemos dicho antes, encarna la figura de dos burgaleses, más concretamente a un alcalde y una alcaldesa. Se cree que de Arcos de la Llana, aunque podrían pertenecer a cualquier zona de la sierra de Burgos. Representados ambos en cartón-piedra con forma de figuras orondas y rostros de expresión graciosa y risueña, respetuosa formalidad, plenos de simpatía y típico atuendo burgalés. Para encontrar su posible origen hay que remontarse varios años atrás en el tiempo.
Los documentos del Archivo Municipal aseguran que desde 1564 se tiene constancia de la existencia de algo parecido a los Gigantillos. En esa época eran una especie de evolución de las antiguas Tarascas y Tarasquillas, que existían desde el siglo XVIII y que como hoy los Gigantillos, salían por las calles en la procesión del Corpus, pues se consideraban vinculadas al Día del Señor en la ciudad de Burgos. Pero realmente, la figura de los Gigantillos, no cuenta ante el saber popular con tantos años de vida. En todas las fuentes de información se le otorga el origen en el año 1889, año en el que fueron renovados por el artista D. Fernando Hernando “Cardeñita”, con motivo del V Congreso Católico, conservando actualmente esa configuración. Por tanto, en el año 1999 fue celebrado el centenario de esta pareja tan querida por los habitantes de nuestra ciudad. Los Gigantillos aparte de divertir a los paisanos con sus danzas características al son del tamboril, desarrollan también su función con las instituciones, encabezando las comitivas de los actos a los que deben asistir. Aparte de los eventos tradicionales, intervienen numerosas veces en días señalados, recorriendo las calles, iniciando comitivas, haciendo el pasillo de entrada a los edificios públicos, o bailando ante el domicilio de Autoridades.
Los gigantillos no solo despiertan devoción entre nosotros los burgaleses, las peticiones para cederlos a otras partes del país o incluso al extranjero, a fin de intervenir en fiestas y cabalgatas son constantes, convirtiéndose en dos acérrimos viajantes. Gigantillos y Gigantones han sido siempre demandados para contribuir a lograr mayor distinción, de los actos oficiales, y cuentan es su haber con varias salidas importantes. La Comisión Municipal Permanente, en sesión de 14 de mayo de 1943 acordó que acudiese a Zaragoza una representación Municipal, a fin de participar en el Voto Nacional a la Virgen Del Pilar. Otro momento en que fueron cedidos, fue el día dedicado a Burgos en la Primera Feria Nacional del Campo, el día 17 de junio.Asistieron una representación, con la concurrencia de Danzantes y los Gigantillos, autorizado el acto por acuerdo de la Comisión Municipal Permanente del día 14 de junio de 1950.
Viaje a Madrid en 1928
Algunos años antes, el 13 se Septiembre de 1928, en la conmemoración de los cinco años del Gobierno dictatorial del general Primo de Rivera, los Gigantillos participaron encabezando a una nutrida representación burgalesa, despertaron gran entusiasmo entre el público madrileño, con sus bailes y danzas.El presidente del Consejo y el general Primo de Rivera presenciaron el desfile desde el edificio del Ministerio de Instrucción Pública, aplaudiendo gustosamente el paso de los Gigantillos.Pero sin duda, su episodio más importante fuera de las fronteras españolas, fue la aventura que tuvieron en plena Segunda Guerra Mundial en el país del Führer.
En plena guerra mundial y cuanto mayor era el éxito de las tropas alemanas, llego al ayuntamiento de Burgos, una inesperada petición desde Alemania, para que los Gigantillos participaran en un festival folclórico, del país teutón conocido como la Fiesta de la Alegría. La Concesión Municipal Permanente de entonces, aceptó gustosamente la invitación, concediendo la autorización para el desplazamiento hacia Alemania el día 10 de julo de 1939. El 16 de Julio de 1939, salió la parejita de Burgos en un camión de transporte, rumbo hacia Badajoz, acompañada por el gaitero Fontecha y sus bailadores, Antonio Vecino y Clodoaldo Pascual. Ya en Badajoz, los Gigantillos fueron montados en tren hasta Lisboa, desde donde embarcaron hacia Hamburgo, en el barco Orinoco. Allí se hospedaron en el Hotel Central, donde la comitiva estuvo muy bien cuidada.
Los alemanes celebraban entonces unas fiestas que llamaban “La fuerza por la Alegría”, en las que intervinieron 22 naciones, entre ellas, España, con 51 grupos de todas las provincias. Según confesaron luego los protagonistas de la historia, al terminar de bailar los Gigantillos se oyeron grandes aplausos y júbilos por parte del público alemán que allí se encontraba. Pasaron cinco días en Hamburgo y otros cinco en Berlín y fueron recibidos después por Adolf Hitler, en el palacio de Federico II, quien al parecer les chapurreo algo en español.
Su último viaje "de momento" y es el undécimo fue a Madrid en mayo del 2013, para participar en el pasacalles oficial previo al pregón de las fiestas de San Isidro.


La historia de los Gigantillos, quedaría tristemente marcada, cuando una inesperada desgracia, en forma de incendio, destruiría por completo los Gigantillos, y con ellos los ánimos y la ilusión de muchos burgaleses de antaño.

El 17 de enero de 1973, fecha que quedaría en la memoria de muchos, el entonces Jefe de Almacenes Municipales, D.Bernardino Velasco Santiago, comunicaba a la Secretaria General del Ayuntamiento que, “en la mañana de ayer”, sobre las once horas, a causa de un incendio provocado en los Almacenes Municipales, instalados en el Barrio Gimeno, quedaron totalmente destruidos los Gigantillos y Gigantones, donde estaban custodiados y forrados de telas para evitar suciedad. Anteriormente las citadas figuras se hallaban en varios lugares de la ciudad. Inicialmente, se ubicaban en el Mercado de Ganados de San Amaro, pero se prefirió trasladarlos a los Almacenes Municipales, porque las ratas las hicieron grandes destrozos.

Fue una desgracia muy grande para la ciudad de Burgos y para los propios burgaleses. Las muestras de malestar y pena por el hecho ocurrido llegaron también de fuera de la ciudad. El presidente de las Cortes Españolas, D. Alejandro Rodríguez de Valcárcel, escribió una carta al entonces alcalde, D.Fernando Dancausa de Miguel, lamentando profundamente el hecho.
Ante la imposibilidad de la restauración por la gravedad de los daños ocurridos en las figuras, las autoridades decidieron que la mejor solución sería crearlos desde cero, intentando respetar lo máximo posible el diseño original.
El 24 de marzo de 1973, la Comisión Municipal decide encargar al maestro Mayor de Valencia, Julián Puche Ferrándiz, la reproducción de los Gigantillos y Gigantones, con un coste de 350000 pesetas, y un plazo de entrega que no excediese de 28 días. Para este proyecto colaboraron varios profesionales, además del encargado del diseño. De los ropajes, se ocuparía la sastrería Seseña, de Madrid. El asesoramiento y los dibujos fueron llevados a cabo por el artista burgalés D. Luis Ortega Rupérez.
Todo el proceso fue regulado por el arquitecto D. Marcos Rico Santamaría, presentando minuciosa cuenta de los gastos una vez terminados su fabricación.


Los Gigantillos seguirán siendo elementos insustituibles en las fiestas que se celebran en esta ciudad, a pesar de las caídas, golpes e incendios que puedan padecer. La tradición de los Gigantillos y Gigantones perdurada muchos siglos más, alegrando las calles de Burgos con su paso tosco y titubeante. Niños y mayores seguiremos contemplando con gran ánimo, la figura maravillosa de este alcalde y su encantadora mujer.





Se desvela la verdad 38 años después

.La noticia de que el incendio que quemó los antiguos Gigantillos allá por el año 73, no fue un accidente, ha dejado a todo al mundo pasmado. La bomba informativa, salto a los medios en mayo de 2011, cuando el Diario de Burgos, contó con el testimonio de Luis Pérez, hijo del antiguo porteador de la Gigantilla, el ya fallecido Isidro Pérez. Con tono firme y sereno a pesar de lo delicado de la noticia, reveló que el incendio que afectó a los Gigantillos y Gigantones el 17 de Enero de 1973, no fue un accidente como hasta ahora se había creído, fue un acto provocado por su padre, como forma de venganza.
La noticia, que le llego a Luis de su padre días antes de morir,sorprendió  a propios y extraños, bueno, a los miembros de la asociación de Gigantillos y Gigantones, que todavía tienen edad para recordar a Isidro, no les ha sorprendido mucho. Estos compañeros, coincidieron todos declarando que “parece ser que los problemas con el eran bastante comunes". La relación con los compañeros no era del todo buena y sus percances como porteador cada vez eran peores, y después de varios problemas fue despedido.
Lo siguiente que ocurrió es deducible. Isidro molesto por su despido, aprovechó su accesibilidad a la sala donde se guardaban los Gigantillos y Gigantones, los almacenes municipales ubicados en la calle Barrio Gimeno, y un bote de alcohol y unas cerillas hicieron el resto. Convirtiéndose, lo que bien podría ser un guion hollywoodense, en el día más triste para muchos burgaleses.

LOS GIGANTILLOS SE MUDAN A SU NUEVA CASA EN EL PRINCIPAL

"En Arcos de la Llana nacieron,
según dice la tradición,
más pronto a nuestra ciudad vinieron
y hace unos años, bajo el Polisón
han fijado su actual residencia
a la que invitan, con devoción,
a turistas, paseantes y amigos,
a los que atienden con atención."


Les ha costado independizarse, pero los Gigantillos y Gigantones ya tienen nueva casa. Y una muy bonita, por cierto. El 17 de diciembre de 2014 , el alcalde, acompañado de varios responsables del área de Cultura del Ayuntamiento, ha inaugurado de manera oficial la Casa de los Gigantillos, una suerte de “modesto” museo instalado de manera permanente en los bajos del Teatro Principal. Allí ya son visibles a través de las cristaleras los dos Gigantillos, los diez Gigantones y nueve figuras típicas del folclore burgalés, como los danzantes, los tetines o los paleros.
La muestra se completa con varios paneles informativos en torno a las diferentes tradiciones de la ciudad y un video en el que se mezclan imágenes de hoy y ayer mediante el que se muestra la evolución de la ciudad en torno al mantenimiento del folclore más tradicional.
La Casa de los Gigantillos nace con un “doble objetivo”. Por un lado, “dar a conocer un poquito más de la historia de Burgos” a los propios burgaleses, que hasta ahora sólo podían disfrutar de la presencia de este tipo de figuras dos o tres veces al año. Por el otro, crear un “recurso turístico más” para completar la oferta que ya plantea la ciudad a los visitantes. Y es que, a juicio del alcalde, “no era normal” que los Gigantillos y sus folclóricos compinches estuvieran “guardados en almacenes sin ningún tipo de protagonismo” durante más de 350 días al año.


A LOS GIGANTONES y GIGANTILLOS DE BURGOS. -BURGALESES DE CARTÓN

Gigantillos, gigantones,
burgaleses de cartón,
que alegráis con emoción
desfiles y procesiones.

Criaturas sin igual
con el alma burgalesa,
uno, alcalde, otra, alcaldesa
con aire municipal.

Burgaleses de cartón,                                                                         personajes de alegría,
vecinos de fantasía,
castellanos de ilusión.

Nuestros gigantillos son                                                                    
dos preclaros burgaleses,
formales, serios, corteses,
ciudadanos de cartón.

Y son de tal condición
que, con gaita y tamboril,                                    
su espíritu juvenil
trae fiesta al corazón.



Cuando los vemos bailar
los bailes de nuestra tierra
vemos que el cartón encierra
la eterna alma popular.

Burgaleses de cartón,
gigantones, gigantillos
que en el Corpus y Curpillos
bailan de la gaita al son.

En sonando el tamboril
se empieza el aire a llenar
de música popular
honda, festiva y viril.

Todos, al verlos pasar,
sienten nacer la alegría
de fiesta y de romería
y se animan a bailar.



Y el corazón se emociona
cuando recuerda estas cosas,
tan sencillas, tan hermosas 
que la tradición pregona.

De nuestra fiesta alma son,
lo mismo que los danzantes
"Tetines", todos constantes
cargados de tradición.

Burgaleses de cartón
que alegran nuestra ciudad
sembrando felicidad
que contagia el corazón.

Son de Burgos, son de ahora,
son de siempre, son de antes
con "Tetines" y danzantes
y lo mismo que la Flora.

Burgaleses de cartón
con alma tradicional
nuestros gigantillos son,
lo mismo que el Espolón
junto con la Catedral,
alma del Burgos cabal
      y su rica tradición.


Los gigantillos saludarán a los visitantes todos los días desde el 17-03-2010


El 17-03-2010 se han inaugurado en Burgos dos esculturas dedicadas a los tradicionales gigantillos de la ciudad "Nuestros gigantillos representan un homenaje al hombre y a la mujer de nuestra tierra"
Se trata de dos monumentos escultóricos en bronce obra del artista Teodoro Ruiz , ubicados en la calle San Lesmes, con un peso total de 1.000 kilos y una altura aproximada de dos metros y medio, y que el artista, tardó seis meses en su elaboración.
Los gigantillos de Burgos, una de las máximas expresiones de alegría de la ciudad, presiden el nuevo paseo peatonal de San Lesmes. Estos entrañables personajes de la cultura y tradición burgalesa tienen su réplica en bronce en pleno centro.


                                                                      BIBLIOGRAFÍA:    
  • Revista de folklore; Fundación Joaquín Díaz    
  • Diario de Burgos
  • Burgos conecta
  •  Archivo municipal                                                                                                            


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