52.- DULZAINEROS DE BURGOS (LA DULZAINA)

La dulzaina es la niña bonita de muchos pueblos burgaleses, especialmente cuando en sus fiestas patronales suena a jota en la plaza, y los que hacen sonar este instrumentos,  son nuestros admirados, respetados y reconocidos dulzaineros que han sido, son y serán, el soporte tradicional que une raigambre, cultura, tradición y folklore.
La indumentaria que suelen  llevar, va relacionada con su procedencia, Serranos, Ribera del Duero, Norte de la provincia... etc.


  
Indumentaria de los Dulzaineros  de Burgos que acompañan a los danzantes y gigantillos
.



Los Dulzaineros y el Tambor Redoblante van de sobrio traje compuesto de zapatos negros de cordones, pantalón negro, chaleco negro , pero con la espalda de tela adamascada de otro color que hace contraste; bordados en rojo y verde en solapas, bolsillos, y espalda, con tres filas de botones colgantes de plata y cadena con reloj de bolsillo. 
La chaqueta también es negra con alamares y  adornos negros en solapas, espalda y puños. 
Faja roja y sombrero de ala ancha del que pende una larga cinta roja rematada en flecos dorados.

Como prenda de abrigo visten la clásica capa castellana, también en color negro

                    
                   LA DULZAINA 

Instrumento musical de viento formado por un tubo ligeramente cónico de madera o metal, con 7 orificios que se tapan y destapan con los dedos, y una embocadura con doble lengüeta de caña.
Entre los instrumentos de viento, uno de los más antiguos, y al parecer de origen semítico (norte de África, hasta Mesopotamia), es la DULZAINA « especie de oboe campestre, parecido a la chirimía, pero más corto y de tonos más altos» y va  acompañado siempre de tamboril.

Es el instrumento musical tradicional e insustituible a la hora de interpretar el extenso y variado  folclore popular  burgalés y castellano; es  duro, difícil, y sacrificado, pero compensa, porque sobre todo es alegre. 
.Este instrumento tiene indudable origen pastoril y aunque no es exclusivo de Burgos, ni de Castilla, aquí se le considera su instrumento musical más característico.

En la dulzaina podemos distinguir tres partes:
1.- La caña, pita o pipa ( « del latín vulgar: flautilla, derivado del latín pipare, piar. Lengüeta de las chirimías, por donde se echa el aire »).
2.- El tudel
3.- El cuerpo de la dulzaina; la caña, pita o pipa:es la que se encarga de producir el sonido. Consta de dos palas o lengüetas atadas y que posteriormente se unirán al tudel.

LA CRISIS
"La dulzaina se muere” era un titular del periódico burgalés, hoy desaparecido, «La voz de Castilla» en el año 1974. Era el encabezamiento de una entrevista que el periodista Vicente Ruiz de Mencía realizaba al Maestro Justo del Río Velasco, quien afirmaba que por aquellas fechas quedaban en Burgos tan sólo ocho músicos dulzaineros, cinco en la provincia y tres en la capital. Se daba entonces, una vez más la voz de alarma sobre la posible desaparición de este instrumento, sugiriendo entonces como posibles soluciones y remedios.
La convocatoria de un concurso de dulzaina en Burgos por parte de la Agrupación de Danzas Burgalesas «Justo del Río» y la creación de una Escuela de Dulzaineros y Tamborileros.

Parece -por lo que se dice en la entrevista citada- que por aquellos años de 1974 no era difícil encontrar redoblantes, pero encontrar dulzaineros sí lo era porque había cada año menos. Y lo decía quien conocía estas dificultades mejor que nadie, pues para su grupo de danzas necesitaba Don Justo del Río dulzaineros competentes.

Don Justo del Río hablaba con tristeza porque le daba pena que pudiera perderse esta tradición después de los muchos años de trabajo que él dedicó a rescatar y difundir nuestras danzas, para cuya interpretación es vital la dulzaina. El acude a poner en práctica algunos procedimientos para que este instrumento perdure.

Además del libro publicado con partituras incluso de dulzaina, -dice Justo del Río- hemos empezado a enseñar a los niños las canciones de las danzas para que al mismo tiempo que las bailen se formen coros y sea la única solución en el caso de que un día no hubiese quien supiese tocar la dulzaina.

En el Diario de Burgos, el 15 de julio del año 1975, un titular afirmaba: «La dulzaina se muere», recogiendo las distintas voces de alarma sobre el peligro de desaparición de este instrumento.
Como vemos no era precisamente halagüeño ni esperanzador el panorama del folklore burgalés en este aspecto por aquellos años.La dulzaina y los dulzaineros estaban abocados a una inevitable desaparición por deserción juvenil, porque los gustos modernos iban por otros derroteros y las antiguas tonadas de la dulzaina y el tamboril habían entrado en una caída vertical.
A partir del año 1976 empezaron a cambiar las cosas. Surgieron políticamente las Autonomías y con ellas comenzó a revitalizarse la idea de recuperación de los folklores regionales y a renacer la afición por las tradiciones y costumbres como medio de aglutinar las individualidades territoriales. Entonces lo que se había sembrado con gran esfuerzo por Olmeda, Hergueta, Antonio José, Justo del Río... comenzó a dar tímidos frutos que más tarde se hicieron abundantes y más maduros.

Justo del Río enumeraba entonces, los nombres de los dulzaineros que existían en la provincia de Burgos: En la capital: Don Lidio Portal Arribas; Don Teófilo Arroyo Calleja y Don Simón Altable. En la provincia: Don Alejandro Rodríguez, de Los Balbases; Don Carlos Tapia Jorge, de Hinojar del Rey; Don Rufino Andrés, de Arauzo de Miel; Don Joaquín Vivar Pérez, de Susinos del Páramo y Don Pedro Barcina Arce, de El Almiñé, en el Valle de Valdivielso. Se olvidaba don Justo de Felipe González Martínez, de Cillaperlata.


  Si por desidia y abandono desaparece la dulzaina -como han desaparecido otras muchas cosas, tradiciones, costumbres, etc.-, por no haber dulzaineros hubiera desaparecido con ella una de las más bellas tradiciones que enriquecen el acervo folklórico de nuestra provincia. Ya se ha dicho que la dulzaina es el alma de fiestas, romerías, procesiones y otras manifestaciones tanto religiosas como profanas festivas de los pueblos de Castilla y en consecuencia de Burgos.

INICIATIVAS LLEVADAS A CABO PARA REVITALIZAR LA DULZAINA.
En el año 1974, la Agrupación de Danzas Burgalesas «Justo del Río» organizó en el mes de marzo un interesante concurso provincial infantil de instrumentistas de flauta, pito y dulzaina. Este certamen estaba dentro de los objetivos de esta entidad para inculcar en los niños burgaleses la vocación por los tipismos y tradiciones de nuestra tierra, especialmente en cuanto se refiere a la dulzaina.

En el desarrollo del certamen era obligatorio interpretar «la jota burgalesa» y otra pieza a elegir por el concursante elegida entre las veinte danzas publicadas en un folleto aparte que fue distribuido a través de la Delegación Provincial de Educación y Ciencia. Este certamen se celebró dentro de las fiestas patronales de San Pedro y San Pablo y participaron en él ochenta concursantes de la capital, de Aranda de Duero, de Briviesca y de Palacios de la Sierra.

Una vez más se puso de relieve la necesidad de que el Ayuntamiento de la ciudad o la Diputación Provincial crearan y pusieran en funcionamiento una Escuela de Dulzaina para que en ella pudieran aprender su oficio todos aquellos que quisieran ser dulzaineros.

Al finalizar las fiestas patronales de Burgos, que honran a San Pedro y San Pablo, en julio del año 1979, el entonces concejal y presidente de la Comisión Mixta de Festejos, Antonio García Martín, anunciaba la inminente creación de la Escuela Municipal de Dulzaina.

Habían pasado más de dos años desde que la Corporación Municipal aprobara el proyecto de la Escuela, pero problemas económicos hicieron imposible que éste se llevara entonces a efecto.

Las voces que se habían levantado dando la alarma por fin habían sido escuchadas y todavía era tiempo de evitar la total extinción. El primer curso de la Escuela Municipal de Dulzaina comenzó en Octubre de ese mismo año 1979. Su creación fue un paso decisivo dado por el Ayuntamiento de Burgos en pro del folklore burgalés y de uno de sus instrumentos más característicos populares y queridos, como lo demuestran los múltiples grabados conservados a lo largo de nuestra historia.

Basta recordar que en el monumento más importante de la ciudad, la Catedral, en una de las arcadas de la puerta del Sarmental hay esculpidos dos ángeles tocando dulzainas, que representan la alegría de la entrada en la gloria.

Se nombró Director de la Escuela Municipal de Dulzaina a D. Teófilo Arroyo, un hombre que había dedicado gran parte de su vida a la dulzaina.
Desde entonces y en los años sucesivos, otros nombres, Alejandro Céspedes, Simón Altable, Máximo Mediavilla, Miguel Alonso, Miguel Angel Palacios... han ido conformando una lista de personas que han hecho posible que hoy la dulzaina vuelva a tocarse con entusiasmo, que vuelva a estar presente en las más genuinas y enraizadas de nuestras tradiciones y que haya recuperado el lugar que le corresponde y que poco a poco había ido abandonando.


Pero lo más importante, han logrado que haya en la provincia de Burgos más de trescientas personas que se dedican al estudio de la dulzaina, al oficio de dulzaineros y en muchos casos a su construcción.
El ejemplo de la Escuela Municipal de Dulzaina se extendió primero a los barrios periféricos y más tarde a la provincia, donde en el año 1987 existían ya once escuelas de dulzaina.

Si Teófilo Arroyo fue el pionero, otro hombre que estudió con él dos años, fue el que descentralizó por así decirlo, la escuela, llevando la enseñanza del popular instrumento a un barrio también popular, Capiscol, en cuya escuela algunos años han llegado a ser mas de cien alumnos.


Nos referimos a Alejandro Céspedes Resines, sacerdote, párroco de la parroquia de El Salvador, un hombre que ha hecho que en este barrio de El Capiscol la dulzaina sea conocida. Y no sólo eso, sino que él mismo construyó las dulzainas, llegando a adquirir una alta calidad artística. Alejandro Céspedes, sacerdote ejemplar y hombre dinámico  logró con esfuerzo y constancia la recuperación de muchas tradiciones que son las raíces de nuestro pueblo, por esta razón en el año 1987 recibió el primer premio de Recuperación de la Música Popular.

Teófilo y Alejandro son dos grandes amigos. Para ambos la supervivencia de la dulzaina y del folklore burgalés es un tema que está por encima de las rivalidades o amistades personales.

En el Diario de Burgos del 17 de julio de 1987 se publicaba un artículo de Inmaculada Pascual con este titular: La escuela municipal de dulzaina, siete años al servicio del folklore burgalés.En aquel artículo Teófilo Arroyo veía con optimismo la marcha de la Escuela. Yo soy el director -decía Teófilo- pero ahora voy poco. Antes era casi imprescindible, pero ahora hay mucha gente para enseñar. Además de los dos profesores oficiales de la Escuela, los alumnos más aventajados van también enseñando a los demás.
La dulzaina está situándose en el justo lugar que le corresponde, hay una enseñanza más seria que cuando yo tocaba y esto nos llena de orgullo a los dulzaineros; no hay que olvidar que sobre ella descansa todo nuestro folklore. Y añadía: hay que seguir trabajando y si se puede, componer para dulzaina. El mismo Teófilo ha dado ejemplo haciendo composiciones para este instrumento y su nombre ya está escrito en nuestra historia de música popular.

Antiguos alumnos de este extraordinario dulzainero, Director de la Escuela Municipal de Dulzaina, hoy ya fallecido, Teófilo Arroyo, son los componentes del Grupo de Dulzaina Bardulia, son el mejor fruto de dicha Escuela. Javier Plaza, Roberto Gutiérrez, Víctor Manuel González, Carlos Urrez y Angel Gutiérrez, son los componentes de este Grupo.Cuando en 1988 se decidieron aunar esfuerzos para descubrir y mantener nuevas posibilidades sonoras en el ámbito del folklore castellano los cinco dulzaineros burgaleses que componen el Grupo Bardulia no podían imaginar que unos años más tarde serían seleccionados entre más de tres mil solicitudes para intervenir en el programa Jóvenes valores del siglo XXI. Música de raíz e incluso dentro de las actividades de la Exposición Universal de Sevilla.

El Palenque, el más popular de los recintos escénicos de la Expo-92 acogió el día 10 de mayo de 1992 la actuación de este Grupo Tradicional de Dulzaina Bardulia, formado en Burgos en el año 1988.

En el repertorio de Bardulia (nombre que en lengua romance significaba «tierra de castillos») se conjugaban los sonidos de la dulzaina, pito castellano, flauta dulce, caja, bombo y percusión, con objeto de enriquecer las posibilidades de la dulzaina y ampliar el abanico interpretativo hacia piezas cultas no estrictamente populares, pero respetando siempre lo que hemos aprendido de nuestros mayores.

EL DIA DEL DULZAINERO (30 EDICIONES)



El Día del Dulzainero nació hace tres décadas, en 1985,  como reivindicación de este instrumento en los primeros años ochenta, cuando empezaba a asomar la cabeza tras un tiempo en peligro de extinción por la falta de gente que lo tocara. De esa muerte anunciada en la provincia burgalesa le salvó la puesta en marcha de la Escuela Municipal de Dulzaina en 1979, el empeño de algunos nombres ilustres y el estado de las autonomías, que contribuyó al rescate de todo lo autóctono y folclórico.



Se celebra el tercer fin de semana del mes de diciembre, y se pueden congregar más de 50 instrumentistas de la región. Agrupaciones de dulzaineros y redoblantes procedentes de varias provincias españolas, pero principalmente de Castilla-León, participan en un verdadero «Festival de la Dulzaina» organizado por la Asociación Cultural «Amigos de la Dulzaina» de Burgos.


Este "Día del Dulzainero” indica bien a las claras la vitalidad cobrada por este instrumento, después de pasados los años suficientes para constatar que el bache ha sido superado y que la crisis se remontó, con el interés, el trabajo y la dedicación de las personas más indicadas y hoy podemos hablar de esplendor, revitalización, recuperación de la dulzaina.

Sólo nos queda esperar que en los años venideros no decaiga el alto nivel alcanzado en la aceptación, en la afición, en el estudio y divulgación de la dulzaina.


ESCUELA MUNICIPAL DE DULZAINA 
La puesta en marcha de la Escuela Municipal de Dulzaina se aprobó el 14 de agosto de 1979 por la Comisión de Enseñanza y Cultura del Ayuntamiento de Burgos, si bien fue dos años antes, en 1977, cuando desde la Comisión de Festejos y Cultura Popular comenzó a gestarse la idea de crear una Escuela Municipal de Dulzaina con el fin de mantener y conservar este instrumento en trance de desaparición.
En esa fecha, sólamente existían siete dulzaineros con residencia en Burgos capital y cuatro en la provincia.
El 1 de Junio de 1977 el Ayuntamiento en Pleno aprobó por unanimidad la creación de la Escuela Municipal de Dulzaina, que vió la luz dos años después.
Su primer director fue Miguel Ángel Palacios y sus primeros profesores Teófilo Arroyo y Simón Altable.
A Miguel Ángel Palacios le han sucedido Alberto Arnáiz Ortiz, Teófilo Arroyo Callejo y Miguel Alonso Gómez, que ocupa el cargo desde el 22 de febrero de 1989.


La Escuela Municipal de Dulzaina comenzó su andadura compartiendo la sede del Orfeón Burgalés en la calle de San Lorenzo de Burgos. Durante la reforma del edificio, se instaló en las aulas del Colegio Hispano Argentino y en la sacristía de la Iglesia de San Lorenzo. Una vez reformado el inmueble, la Escuela Municipal de Dulzaina tuvo su sede fija en el segundo piso de dicho edificio.

Otros lugares a los que la Escuela extiende sus actividades son los colegios Benedictinas de San José y Los Parralillos, el barrio Capiscol con el Grupo-Escuela Dulzaineros de Capiscol, el barrio San Cristóbal y las Escuelas de Dulzaina de los Centros Burgaleses de Baracaldo y Bilbao.
La dulzaina fue pero no sigue siendo cosa de hombres. El gusanillo ha picado a las mujeres. Ya en el primer curso de la Escuela Municipal de Dulzaina se inscribió una chica. Todos aplaudieron su valor. Treinta años después continúan llegando féminas a la calle San Lorenzo, pero aún son una minoría. Sólo el 10% del alumnado es de sexo femenino y pocas son las que se mantienen en activo. Ellas suelen apuntarse cuando tienen entre 10 y 12 años animadas por sus padres. Signo de que la mentalidad ha cambiado y derribado clichés.
                   

ESTATUAS CON DULZAINA
Acercándonos al centro de la ciudad es  en la  zona peatonal de la calle San Lesmes donde  podemos contemplar estas estatuas:  
Escultor: Teodoro Ruiz, situación C/ San Lesmes – Burgos Coste: 126.000 €
La tradición musical burgalesa esta representada en estas dos figuras, se ha querido homenajear a los músicos pero también a dos de los instrumentos más utilizados durante las fiestas populares burgalesas, la dulzaina y la caja.